31 mayo 2009

Relación entre dolor crónico y depresión

RELACIONES CLÍNICAS Y BIOLÓGICAS ENTRE DOLOR CRÓNICO Y DEPRESIÓN Autor/es: Dr. Julián Elorza | Presentado en : VII Reunión de la sociedad del Dolor Resumen Desde hace muchos años, incluidos los autores clásicos, el dolor se ha considerado y abordado dentro del campo de las emociones inherentes a todo ser humano y, en los últimos años, la psiquiatría y la psicología participan y contribuyen en este tema tanto en el desarrollo de modelos teóricos para una mayor comprensión y explicación de la interrelación entre factores biológicos, clínicos, de personalidad, familiares, sociales, etc., implicados en el dolor, como también en la forma de abordarlo desde diferentes alternativas terapéuticas (farmacológicas y psicológicas). Ello, a su vez, ha propiciado un mayor reconocimiemto por parte de otras especialidades médicas implicadas en el estudio y tratamiento del dolor, principalmente crónico, sobre la importancia y necesidad de la psiquiatría en el tema que nos ocupa y, sobre todo, en lo que respecta a la depresión. Si bien es cierto que los cuadros depresivos son los que más se asocian al dolor crónico, como queda reflejado ampliamente en la literatura científica, no todos pueden ser considerados como verdaderas depresiones mayores según los criterios diagnósticos utilizados en la práctica clínica psiquiátrica, y que justificaría, a su vez, las diferencias que se aprecian en los resultados de las numerosas investigaciones clínicas en relación a la prevalencia de depresión en pacientes con dolor crónico. Sin embargo, más que identificar el tipo de depresión que presenta el paciente, la importancia radicaría principalmente a la hora del abordaje farmacológico del mencionado cuadro depresivo y la utilización de dosis antidepresivas adecuadas y eficaces. La existencia de una manifiesta y estrecha relación y dependencia entre ambas patologías, depresión y dolor, hace pensar a muchos investigadores que el componente afectivo que vivencian los pacientes es más que una reacción a la percepción dolorosa, pudiéndose y debiéndose considerar como parte integrante de la experiencia del dolor. La frecuente asociación dolor y depresión y de la interacción entre ambos ha dado lugar a proponerse la existencia de un síndrome concreto, el síndrome depresión-dolor, puesto que coexisten frecuentemente, responden a tratamientos similares, pueden exacerbarse mutuamente y comparten bases neuroanatómicas y neuroquímicas comunes1,2,3. Recientes revisiones establecen la naturaleza recíproca de la relación depresión-dolor. Para ello, se basan en que la depresión complica el manejo del dolor y se asocia con peores resultados terapéuticos y, al mismo tiempo, en los pacientes con dolor, la depresión se asocia con más quejas somáticas, con un aumento de la intensidad y duración del dolor, así como con un peor pronóstico4. Además, repercuten negativamente en otras parcelas del interesado, como son los aspectos familiares, sociolaborales y, consecuentemente, los socioeconómicos. En cuanto a las relaciones biológicas, también se puede decir que ya fueron propuestas hace algún tiempo. En este sentido, Von Knorring5 proponía la existencia de marcadores biológicos comunes a ambas enfermedades, aunque desconociendo con exactitud cuál era su significado. Sin embargo, más recientemente, y gracias a un mejor conocimiento de los mecanismos cerebrales implicados en la etiopatogenia de las dos patologías, hay datos evidentes que sugieren la implicación de diferentes neurotransmisores, tanto en la depresión como en el dolor, como son la serotonina, la noradrenalina y la sustancia P, en tre otras. Bibliografía http://www.sedolor.es/ponencia.php?id=624